Parte I
Persecuciones, zozobra, calamidades y miseria son remanentes indeseables de la “Reforma Agraria”.
En el país de Alicia…las resoluciones de la justicia son puro “papel mojado” también.
Según documentos publicados por Red FIAN Honduras, la Corte Suprema de Justicia hondureña (CSJ), el 4 de marzo del 2014, emitió sentencia definitiva contra ASISA. Esta empresa es subsidiaria de la STANDARD FRUIT “de” Honduras.
La sentencia ordenó pagar más de cuarenta millones de Lempiras a lo que quedó de la antigua EACI.
La demanda fue interpuesta por la Junta Directiva de la Empresa Asociativa Campesina Isletas (EACI). El 19 de marzo de 2014, se denunciaron los atropellos sufridos por esta directiva reconocida por el INA. La denuncia fue ratificada en la Asamblea General Ordinaria.
Según los campesinos, la Empresa Agrícola Santa Inés (ASISA) Subsidiaria de la Standard Fruit “de” Honduras, realiza “maniobras tendenciosas, vulgares y atropelladoras de los derechos de la EACI” para no pagar más de cuarenta millones de lempiras que les adeuda.
Los ex bananeros, miembros de la ex EACI, cobran lo que la Corte Suprema de Justicia sentenció a su favor. Conste que la Corte Suprema de Justicia tardó más de veinte años en emitir la sentencia.
Para algunos “veinte años no es nada”, como cantaba el gaucho Gardel. Pero en esta ocasión fueron 24 años de lucha librada por los campesinos para que se les hiciera justicia. Aunque como sabemos “justicia tardía no es justicia”. Y peor escamoteada como en este caso.
En la declaración publicada en la fecha mencionada los ex trabajadores dejaron bien claro que “Nunca nos dimos por vencidos, hemos luchado por 24 años para lograr reivindicar los pocos derechos que legalmente le quedaban a la EACI”.
En esa ocasión también la ASISA subsidiaria de la STANDART FRUIT fue advertida sobre la posibilidad de otra demanda millonaria. Esto si continuaba fomentando paralelas y negociaciones bajo la mesa con abogados con poderes de administración general “espurios”.
La EACI representa a las personas que se opusieron férreamente en 1990 a la venta de los activos de la empresa campesina, por lo que han sido objeto de represión por parte de militares, políticos y funcionarios públicos. Según la denuncia de FIAN, contra ellos se utilizaron medios de represión, intimidación y traición, para despojarlos de gran parte de las tierras de la EACI.
“por esta causa hemos sufrido persecución, calamidades y nuestras familias han vivido en zozobra y en la miseria”; aseveraron en su denuncia de aquel momento.
La EACI, fue una de las empresas sociales del sector reformado que funcionó con serias deficiencias.
Según relató de FIAN, el bajo nivel educativo, sin acceso a financiamiento, ni capacitación agrónoma, ni asistencia técnica o administrativa debilitó al sector reformado.
Al bajo nivel educativo y cultural se suma la costumbre inveterada del consumo de bebidas alcohólicas en la población campesina. En 1990, el doctor J. Francisco López B. (UNAH), en su tesis doctoral, estableció el elevado nivel de alcoholismo entre los socios y directivos de la EACI.
Esta tendencia fue aprovechada e incentivada al máximo tanto por representantes de la transnacional bananera en mención. Además, utilizó hábilmente a funcionarios del gobierno, para hacer fracasar el proyecto de soberanía productiva campesina, una práctica muy común de las empresas bananeras, retratada en la famosa “Carta Rolstón”, en la que se establecía que en Honduras era más caro comprar una mula que un diputado.
Y esto no solo sucedió con la EACI. También las cooperativas de campesinos en todo en Valle Aguán fueron “negociadas al calor de las “bebiatas a “cantina cerrada”.
De lo anterior, aun dan fe, algunos exfuncionarios públicos, que en su momento fueron usados como instrumento corruptor de líderes campesinos.
Desde las instituciones públicas en el valle aguan se planificaba la compra de conciencias y corrupción de lideres, por parte de las transnacionales.
Hoy por hoy, las plataformas agrarias luchan por reivindicar el derecho de los campesinos a tener acceso a tierras de cultivo.
Funcionarios gubernamentales declaran empíricamente, que existen más de cien mil manzanas de tierras que podrían ser objeto de redistribución. Sin embargo, los cooperativistas del aguan han declarado que “la tierra está toda en manos de los terratenientes”. Muchos de ellos hasta con más de veinte años de no cultivarlas, Lo que claramente constituye tierras ociosas, por las que seguramente no pagan un lempira de impuestos.
Entre tanto, miles de familias viven en condiciones de calamidad, por no tener donde cultivar sus alimentos, a pesar de que todos tenemos derecho a la alimentación y derecho a la vida.
Por: Guillermo Meza Ávila.
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