¡El agua es el agua! - El Mensajero

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sábado, 12 de marzo de 2022

¡El agua es el agua!

 

¡El agua es el agua!



Aun resuena fuerte este grito desde la catedral metropolitana de San Salvador aquel 17 de marzo del 2019.

 ¡No puede privatizarse el agua, no puede negarse el derecho humano al agua! (Beatriz Ramos.VerdadDigital.com)


“Es tiempo que se escuche al pueblo y que se desista en ese proyecto de privatizar el agua. No es posible porque sería a todas luces contra los derechos de una nación y contra los derechos del pueblo más pobre, de los más necesitados”. dijo el arzobispo José Luis Escobar Alas.


Fue un anticipo a lo expresado por el papa Francisco en octubre 2020. El premier católico denunció el liberalismo económico, la tiranía de la propiedad privada sobre el derecho a los bienes comunes. (DANIEL VERDÚ. EFE | ATLAS)

Cada 22 de marzo se celebra El Día Mundial del Agua. A propósito de concienciar acerca de la crisis mundial de este recurso escaso y vital para la vida.


La «muniprivatización» en Honduras.



Desde 1990, Honduras sufre los ajustes estructurales, transnacionalización, privatización de los recursos y bienes públicos, represión, impunidad, y corrupción gubernamental.

 El Estado impone leyes convenientes a las trasnacionales y aplica las recetas del Fondo Monetario Internacional, Banco Interamericano de Desarrollo y Banco Mundial.

La municipalización se planteó como un paso previo a la privatización del servicio. Ese es un esquema diseñado por los organismos internacionales. (Decio Machado.2007 | Mundo. Rebelión).

Con medidas autoritarias han aumentado la deuda externan la corrupción y el incremento de la población sumida en la pobreza.

 Para estos organismos internacionales el agua dejó de ser un bien social. La convirtieron en un bien comercial con un precio determinado, y vendido al mejor postor.

En Honduras, a pesar de importantes movilizaciones populares en contra, se aprobó la Ley Marco del Sector Agua y Saneamiento. Con esa ley se sentaron las bases jurídicas para la municipalización del servicio de aguas.  Esa ley es un paso previo a las privatizaciones

Cierto, existe un proceso de defensa del agua, de resistencia a la privatización, pero carente de conducción político ideológica coherente  para frenar al neoliberalismo.

Solamente en Intibucá, existe un movimiento permanente contra el concesionamiento o privatización del agua.

En cabildos abiertos, la mayoría de los municipios acordaron prohibir la privatización o concesionamiento, incluso la aplicación de la ley de agua potable.


El agua… “botín codiciado”





La gestión del agua en las principales ciudades del país se considera un verdadero botín. Más valioso que el oro para las empresas del rubro.

Mediante eufemismos como descentralización, municipalización y otros términos parecidos, los privatizadores apelan a la Ley de Municipalidades.

Ese argumento es “dar atole con el dedo” declaró a medios de comunicación, Venancio Serrano; líder de la Red de Juntas de Agua de El Progreso, Yoro.

Serrano agregó que “ese es el modo de operar de los políticos hondureños. Estos a cambio de unos cuantos beneficios propios quieren ver privatizado los servicios elementales como el agua potable”. Stiglitz señaló que los políticos reciben coimas. Así denunció la corrupción asociada con la promoción de la privatización por parte del BM y el FMI durante la década de 1990 (Stiglitz, p. 58).

En todo el mundo los políticos se vendan los ojos y toman decisiones en contra de la ciudadanía. Ellos se ponen de acuerdo para aprobar leyes que faciliten el negocio a la empresa privada. Así permiten y participan en una estafa contra la sociedad haciendo un negocio brutal con un bien público vital como el agua.

Muchos políticos son propietarios o socios de empresas comercializadoras del agua. Ellos hacen el negocio aun en los pueblos más pequeños donde viven los habitantes más empobrecidos, indigentes y marginados. Poco que les importa la huella que deja el precio del recibo en la economía familiar de los hogares pobres.

A esa casta no les conmueve que desde En el año 2010, la ONU declaró el agua como un derecho humano esencial y necesario para la dignidad humana.


El agua no es un negocio.



Las empresas “muniprivadas” contemplan el agua como una mercancía y cuando el cliente no la puede pagar le cortan el servicio.

Constantemente los ciudadanos denuncian irregularidades e incumplimientos escandalosos en la dotación del servicio.

Los usuarios se quejan de la escasa y mala calidad del agua que pagan. La mayoría se ven obligados a adquirir el agua para consumo humano que expenden las embazadoras comerciales.

A los ejecutivos de las empresas “muniprivadas” de aguas, lo único que les importa es el recaudo para el pago de sus altos salarios.

Así como sostener enormes plantillas de personal empleado, aunque no cumplan ninguna función para lograr un servicio eficiente.

Todo lo contrario, a los objetivos planteados para justificar la privatización del bien común.


Lo ahistórico de la política privatizadora




Los promotores de las privatizaciones han ignorado la historia. Escamotean las evidencias sobre la interrelación entre el sector público y privado en la prestación de los servicios de agua y saneamiento.

Esa negación de lo positivo de las experiencias en este campo conviene al planteamiento ideológico neoliberal. Responde a los propósitos e iniciativas globales aprobadas por el denominado consenso de Washington.  

Omiten que, desde fines del Siglo XX, países desarrollados en Europa y EEUU, universalizaron sus servicios esenciales de agua y saneamiento. Primero regularon las empresas privadas y las desprivatizaron después.

Los fracasos sufridos por el modelo privatizador en América Latina no deben ser obviados para solucionar el problema.

Urge aprender las lecciones de lo sucedido en Cochabamba, Bolivia; Buenos Aires, Argentina; y Aguas Calientes, México.

En el continente americano hubo un mal comienzo desde el momento mismo del inicio de las privatizaciones.  Debido al ambiente de incremento de las desigualdades socioeconómicas, la pobreza y extrema pobreza de amplias capas de población dichas políticas han fracasado.

El mismo Banco Mundial reconoce que las empresas privatizadas «no carecen de problemas, especialmente cuando se trata de servir a los más pobres» (Banco Mundial 2003, pp. 10-11).

Pero la tendencia privatizadora aun es impulsada por sectores académicos y políticos de los países menos desarrollados.

 

Caso Berlín, Alemania




En las últimas décadas, el mundo entero ve con terror el avance del cambio climático. Este, sumado al aumento de la pobreza; la falta de inversiones privadas, y la corrupción gubernamental constituyen un coctel toxico para la gestión del agua.

Lo anterior originó un movimiento de masas por la “remunicipalización” del servicio varias ciudades de Europa.

La privatización fue un invento francés y fue en Francia donde más de doscientas ciudades han “remunicipalizado” el agua. Igual sucede en España

El caso más exitoso de remunicipalización se dio en Berlín, Alemania.

La ciudadanía, por su alto nivel de conciencia para la protección ambiental; con más de trescientos mil firmas, replanteó la gestión del agua

Aunque la tenencia aun es incipiente y fragmentada, la marcha hacia la desprivatización parece irreversible.

Apoyar la gestión pública del servicio de agua y saneamiento debe ser prioritario para los movimientos sociales.

 “El acceso al agua y saneamiento es un derecho humano universal”.


Redacción: J. Guillermo Meza.

 


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