ALERTA: El
CORREDOR SECO Y LA DISCRIMINACION DEL ESTADO.
Cada nueva
primavera se renuevan las esperanzas en buenas cosechas y cambio de las
condiciones de vida.
Eso era
antiguamente que hasta los más pequeños de los poblados salían al encuentro de los
primeros rayos solares del equinoccio. Era cuando no se habían agotado los
bosques y las fuentes de agua.
Hoy esas
viejas expectativas chocan con una realidad espantosa. Las alarmas son
permanentes como cuando los gobiernos hacen uso de interminables cadenas
mediáticas para imponer su voluntad a un pueblo extenuado y famélico.
Los organismos humanitarios estiman que 8.5
millones de habitantes en Mesoamérica sufren severa crisis de inseguridad
alimentaria. Ya están en el límite de la pobreza extrema. Es decir, más del 80%
de los habitantes dentro del corredor seco centroamericano.
Hay que saber que en esta región las
sequías son cíclicas y están relacionadas con el fenómeno de El Niño. Convergen
también otros eventos extremos provocados por el cambio climático.
Lo que se
avecina es desalentador. Los Estados no muestran voluntad alguna para hacerle
frente a la calamidad colectiva en que vive la mayoría de ciudadanos.
Antes bien,
en ves de buscar soluciones sustentables con participación activa de la gente
para beneficiarla, favorecen intereses comerciales de grandes empresas
agroindustriales. Se coluden para generar divisas extranjeras mediante la
exportación de alimentos producidos en la misma tierra donde languidecen por hambre
crónica a sus habitantes.
Así el
Estado mismo discrimina a los pequeños productores de alimento que subsisten
con carencias absolutas para la sobrevivencia humana.
Aun no existen
políticas públicas para hacer frente a la situación de extrema pobreza dentro
del corredor seco. Al Estado y a la gran empresa no les interesa el bienestar
de la población.
La situación es terrible. La mayoría de los jóvenes emigran a las
ciudades o se van del país. Los que se quedan, niños y gente mayor tratan de
sobrevivir con trabajos temporales y mal pagados.
Según la
Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el
área en crisis, corre paralela a la costa del Pacífico. El territorio es desde
Chiapas, México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, parte de Costa
Rica hasta occidente de Panamá.
El Caso:
Honduras y el Club de Coyolito.
Son cinco
los departamentos del Corredor Seco de Honduras. Choluteca, La Paz, Valle, El Paraíso
y los municipios del sur de Francisco Morazán. Para finales del año 2020 se
estima que 1.4 millones de hondureños se encuentran en la fase crítica. La
mayoría trabajan precariamente en las grandes empresas camaroneras, azucareras,
meloneras y, generadoras de energía.
Es decir,
trabajan para los miembros del exclusivo “Club de Coyolito”. Los miembros de
este grupo, constantemente son denunciados por violar los derechos humanos y
laborales de sus trabajadores. Debido a las prácticas agrícolas poco amigables
con la naturaleza, sus empresas podrían ser responsables de agudizar de los
problemas sociales. Además de la degradación ambiental en el “Corredor Seco
Hondureño”.
El Estado
hace mucho tiempo dejo a la deriva a los pobladores del Corredor Seco. En ese territorio
gobiernan los agroexportadores. A ellos no les importa que en los platos de los
pobres haya desaparecido el maicillo, la sandía y el ajonjolí como alimentos básicos. O sea que, el Estado, el gobierno, no cumplirán
con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la
ONU para el 2030. Al menos el de “poner
fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición y
promover la agricultura sostenible".
Territorios
sin agua.
Si desaparecen
los bosques, desaparece el agua. Especialmente en las tierras degradadas por la
ganadería extensiva, la explotación forestal ilegal y, la contaminación de ríos
y quebradas. Los suelos hace mucho perdieron su capacidad natural para
almacenar y retener el agua.
A lo anterior se suma la “muniprivatización”
de los sistemas de abastecimiento de agua potable. Desde le Estado mismo se
traspasó arbitrariamente a las municipalidades la gestión del agua para consumo
humano.
El paso
siguiente fue legalizar mediante convenio y contratos la entrega de los mismos
a la empresa privada. La consecuencia inmediata ha sido el encarecimiento del
agua. Convirtieron el agua en un bien común escaso e inaccesible para las familias más
empobrecidas.
Con la
explotación privada del agua llegó también la sobre explotación irresponsable
de los acuíferos subterráneos. Esto también imposibilita que se cumpla otro de
los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Nadie garantiza “la
disponibilidad del agua, la gestión sostenible y el saneamiento para todos”.
además, se incumple el compromiso de "adoptar medidas urgentes para
combatir el cambio climático y sus efectos". Existen claros ejemplos
del incumplimiento de los objetivos en mención. Basta citar el caso del abastecimiento del
agua y saneamiento del Municipio de San Marcos de Colon, Choluteca. El sistema fue
impuesto políticamente por los gobernantes. En opinión de muchos vecinos
resulta ser un fiasco. El sistema implementado es absolutamente incapaz de
asegurar la dotación de agua a toda la población, especialmente a la mas pobre.
Y a pesar del alto costo que pagan los usuarios, el servicio no es universal,
suficiente, ni equitativo socialmente.
Como es
normal en las comunidades en donde hay sequías las personas perforan pozos.
Ahora que los pozos se han secado la gente se ve obligada a consumir agua
salada.
En la
última década se han disparado las enfermedades de origen hídrico, entre ellas
la presencia de cristales, arenillas y piedras en los riñones. Este fenómeno lo
denunció Marcela Matamoros integrante del Colegio de Biólogos de Honduras.
Lo anterior debe convencer a los gobiernos
y habitantes que permitir la “muniprivatizacion” del agua en el corredor seco
es una grave afrenta. Equivale a violar un derecho humano esencial, como es el
derecho a la salud. Atenta contra el bienestar de la gente.
En Honduras, urge la movilización social
hasta lograr que se derogue la neoliberal Ley Marco del Sector de Agua y
Saneamiento. Ya en El Salvador se inició la lucha para este fin. El agua es un
bien común y debe pertenecer a todos por igual sin discriminaciones de ninguna
clase.
Y la
hora del sur?
Tal parece
que, en el Corredor Seco, el paso del tiempo se mide con relojes de arena. Al
fin de cuentas es el recurso que más abunda. Pero esos antiguos artefactos hace
tiempo entraron en desuso. Así que en nada quedó «La Hora del Sur” solo fue un
dicho. Con ese programa impulsado por el gobierno (2010-2021) solo llegaron los
rótulos a las carreteras. Los habitantes de las comunidades empobrecidas del
sur no han percibido los beneficios. Igual sucede con las flamantes ayudas
ofrecidas por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
(USAID). Otros organismos internacionales también anuncian proyectos y
programas que corren igual suerte.
Redactor:
J. Guillermo Meza.
jguillermomeza@outlook.es
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